miércoles, 28 de marzo de 2007

sombras...

Sombras que nos acechan a cada paso, distantes, cercanas. Penumbras que dibujan en el día a día. Nos torturan, no duermes, no respiras sin saber que están ahí, eternamente presentes, infinitamente dolorosas. Se expresan a través de nuestros actos, nuestras lágrimas, nuestros llantos. Desgarrando sonrisas pasan los días. No son muchas sombras, pero una sola puede marcar para siempre. Sombras que nosotros mismos creamos queriendo aun sin querer. Esas sombras de las que huimos se llaman recuerdos, aquellos que en su día nos dolieron tanto que incapaces nos vemos de afrontarlos ahora. Nos persiguen allá donde vamos, recordándonos lo que fuimos, lo que seremos. No se borran, y no es deber del olvido hacerlo. Se cometen errores, se sufre, pero hay que aprender de cada pequeño paso que se da, cada anécdota, cada lágrima, cada sonrisa. Debemos prometernos que jamás no encerraremos en la oscuridad de las sombras. Hay que recordar que una sonrisa es una linterna antes una sombra del pasado.

siempre nos quedará Phil...

ésto va dedicado a una gran amiga. Ella sabe quién es:

me pides que te escriba algo, pero se puede pensar en algo y, sin embargo, no localizar las palabras exactas. Aun así te escribo algo, lo mejor que tengo. Te escribo una sonrisa, que expresa felicidad, la que me haces sentir y que me gusta compartir contigo. Por eso espero que compartamos sonrisas infinitas durante una amistad eterna.

te quiero guapa

jueves, 22 de marzo de 2007

un monólogo

hale, ésto os he escrito para que os riáis un ratín. espero que os guste

Vamos a hablar del cine… de las películas… ¿quién es el encargado de decidir a qué género pertenece cada película? Porque vamos, yo lo ando buscando para darle una buena tunda desde hace mucho…

Yo de pequeña vi ET, todos la hemos visto. Yo pensaba que sería de Ciencia Ficción… pero no, me llevé una grandísima decepción al comprobar que era una película de Terror… Sí sí, de terror… Venga, pensadlo bien… Va, os ayudo: imaginaos que tenéis 5 años, y que a las 3 de la mañana os dan ganas de ir al baño. Salís al pasillo, a oscuras, y de repente, sin venir a cuento, veis a ET, con el dedo brillando y señalándote mientras dice: “EEEEETTTTT…mi cassssssssa” ¿Qué? ¿Da miedo o no da miedo? PESADILLAS es lo que da el desgraciado… Además que ET era algo rarito… yo creo que en realidad ni siquiera era un extraterrestre. Si os lo planteáis en serio, veréis que no… Cuello de 2m…. Cabeza aplanada…. Cuerpo gordo…. ¡ET era una aspiradora! Eso sí, una aspiradora con todos los elementos que la gente necesita: tiene luz, hace volar las cosas para poder aspirar mejor por debajo, ¡si hasta aspira cerveza! Yo para reyes me voy a pedir el “Aspiradorete” Qué leche, lo patento yo y me hago de oro.

Otra que está mal clasificada es Titanic… yo no sé quién hizo aquello, pero hasta el argumento está mal… Todos vimos Titanic pensando que trataba de un barco que se hundía porque se tragaba un iceberg… Pero las 7 primeras horas de la película son de un tío que conoce a una tía, se enamoran, se pintan desnudos,… lo normal, vamos. Y luego, los 5seg últimos son de extrema tensión: el barco se da con el hielajo ese que había ahí que lo habría puesto alguien a mala leche, la gente empieza a vocear, correr, endiñarse contra las paredes, bucear con unos pulmones impresionantes, el barco se va partiendo mientras tanto, la banda toca que los tíos andan pegados al suelo del barco porque de donde se quedan no se cantean, los ricos se van en barcas dando patadas a los pobres (que no debían ser tan pobres si iban en aquel barco en el que hasta los palillos valían lo suyo), el capitán decide en un acto de estupidez quedarse ahí ahogándose,… Pero casi al final (antes de la vieja esa que larga toda la historia y que es una espabilá de narices), nos sumergimos en un bucle espacio-tiempo en el que el chaval protagonista está agarrado a una tabla, donde hay una tía subida que no pesa poco precisamente pero que no hunde la tabla lo más mínimo, y empieza a decir tonterías, mientras la tía, que parece que le importa el pelangas ese pero que en realidad no es así, espera a que la palme para echarlo al agua e irse ella con los ricos en una barquita, robándole para ello el silbato a un muerto… anda que…

Pero la película que más me impresiona, la que más de todas, es El Señor de los Anillos… amo a vé… para quien no sepa de qué va, le explico que son 3 películas basadas en 3 tocholibros y que, básicamente, te cuentan la historia de un nene que tiene un anillo. El anillo se lo da alguien de su familia… pero vamos, que lo tenía que querer poco cuando le da un anillo que hace que toa la mala gente del mundo ese raro vayan a por él…. Pero nada, que él todo feliz a destruir el anillo, que encima parecía de buen material y eso… La de disgustos que se habría ahorrado si hubiera vendido el anillo en el mercaíllo… Vamos, que al final se va con 3 nenes más, todos igual de micos que él, que por lo visto sus madres no sabían lo que eran los “petisuís”… En su camino se encuentran a todo tipo de gente, cada una más fumada que la anterior. Uno se cree que va a vivir eternamente por tener el pelo rubio y las orejas en punta, otro se deja la barba larguísima porque es otro enano y sus pies debe ser que son muy feos y se los quiere tapar, luego hay uno que es heredero de nosequé gente,… vamos, un circo total. Pero sin duda, el más molón es uno que debía ser primo del que tiene el anillo, porque mide lo mismo y eso… El personajillo ese quiere el anillo, pero claro, el otro que es un agarrao, no se lo quiere dar, que dice que lo lleva él, no sea que se lo cuelgue y se le caiga la cabeza… El personajillo es la caña, el tío va ahí, por sitios helados, le llueva o le haga calor, da igual, él va con su trapo ese guarro atao a la cintura… Al final, tras 3 películas de ochocientas horas cada una, llegan a un volcán, que tiene una lava especial o algo por el estilo que hace que únicamente ahí se pueda destruir ese anillo que lo quieren hasta los que han palmado. Pues en el volcán ese, el que lleva el anillo decide que no, que no lo va a tirar. Pero menos mal que tenía un amigo que le dijo: “¿me vas a decir que me he tirado 3 películas tostón andando descalzo para que ahora no tires el anillo? Mira que te doy” Claro, el prota se asustó y lo tiró, y de paso pues tira al personajillo. Qué mala leche, se carga al mejor de la peli…

En fin, que para películas ya me las monto yo sin necesidad de ir engañada…

y se dice que el aburrimiento es malo...

que me lo digan a mí jajaj

ésto lo escribí una vez que estaba en el msn en no conectada, y tenía que hablar con una persona, que no hacía más que caerse y no lograba conectarse. Al final se cayó y no lo volvió a intentar, y yo, más que evidentemente, me largué hasta que me diera un toque para conectarme XD


Me cansé de esperarte en las tinieblas de mis pensamientos, mientras tú, dando zumbos por la vida, pasabas ignorante de mi presencia. Mas no entristecí, al contrario, me hice fuerte, y esperé y esperé hasta que al fin caíste al abismo y no supiste encontrar la escalera para salir. Entonces, yo marché hasta tener constancia de tu presencia.

viernes, 16 de marzo de 2007

retales de la infancia

Porque cualquier cosa que ahora te haga feliz no se puede comparar con aquellas sonrisas de tu pasado. Recuerdos de algo que no volverá, cenizas de lo que fue.

La bicicleta que te regalaron a los 7 años, el balón con el que marcaste aquel gol inolvidable en una tarde de verano, los patines que compartieron contigo tantas caídas.

Noches de invierno arropados con una manta viendo la tele. Suspiros de alegrías que calmaban las agonías de la fiebre.

Ríos de lágrimas que desprendían nuestros ojos al caer, risas del resto, cariño de todos.

El bocadillo de nocilla a la salida del colegio, las tardes en el parque ensuciándonos de arena los calcetines.

Las rabietas por jugar en un equipo en vez de en otro. Las emociones al ganar.

La infancia feliz a ratos, feliz eternamente en el recuerdo.

Sonrisas por sonrisas, tristezas por alegrías.

domingo, 11 de marzo de 2007

Cómo sonreír

La forma más sencilla de sonreír es asomándote a la ventana cualquier noche. Fíjate en todas las estrellas y elige las que más te gusten. Coge el lapicero de tu imaginación, y traza una línea de amor uniendo las estrellas. Formará una figura. Tal vez no lo veas aún, pero mira bien, es la sonrisa del cielo. Las estrellas sonríen para ti. Nada ocurre porque sí. El cielo te sonríe porque en algún lugar tienes un amigo que te siente estar mal. Sonríe para ti, para que tú sonrías por él.


Para todos aquellos que alguna vez hayan sonreído por mí.

sábado, 10 de marzo de 2007

¿sabéis de esas veces...

... que cogéis un bolígrafo y, casi sin pensar, sólo sintiendo, escribes? Casi sin darme cuenta, me puse a escribir, y ésto es lo que salió. Tal vez no signifique nada, tal vez sí. Si lo he escrito es, quizá, porque es lo que siento, o quizá sólo sea un deseo de escapar de todo tras la única vía de la que dispongo: un cuaderno. No tiene mucho sentido, pero quería compartirlo con vosotros:

Lágrimas que caen. Labios que tiemblan de dolor. Un corazón que tiene miedo de querer. Sentimientos que flotan sin saber donde marchar. Amor que sale en forma de aliento. Suspiros que quieren hablar. Mentes que saben callar. Fuerzas que nos impiden ser valientes. Alegrías que causan tristezas. Sonrisas que ocultan mentiras. Soledad que inunda el alma. Fuego que nos come por dentro. Hielo que quema esperanzas.

¿Para qué reír si lo que quiero es llorar? ¿Para qué ser fuerte si necesito consuelo? ¿Para qué ocultar lo que siento? ¿Para qué decir ‘te quiero’ si nadie me va a escuchar?

Grito al vacío, que ahoga mis esfuerzos. Come mis sentimientos.

Me duele pensar en ti. Me mata saber que tú no lo haces. Suicidio de mi alma tras tu último aliento.

Saltar al infinito a vocear lo que siento. No llegar al suelo hasta escuchar mi propio eco devolviéndome aquello que nadie me devolvía.

Reflejos de falsedad tras los espejos. Ni derecho ni revés, ni verdad sin mentira, ni amor sin odio.

El tiempo solo pasa si tú no estás. Las agujas no esperan a que vengas. Tic-tac que enfurece mi dolor.

Recuerdos de lo que no fue, recuerdos de lo que no será. Tormentas de palabras que caen sin sentido en mí.

Valiente sin pensarlo, cobarde para todo.

Una palabra calma huracanes. Una sonrisa evita guerras. Sinceridad es la clave de la paz.

Salir a correr contra el viento, dejar escapar toda la furia que hay en mí.

Cantar sin música, respirar sin aire.

Corazones que no laten, oídos que no quieren ya escuchar. Mentiras que aún persiguen sus deseos de dañar.

Cuchillos de plástico frente a palabras de acero.

Sangre que no circula porque dentro de mí es invierno eternamente. Mi corazón congelado. Mis pulmones que descansan eternos, encerrando a mi alma contra voluntad.

Luz que deslumbra mis ideas. Rayos que eliminan mis pensamientos.

Afonías de mi alma para expresar. Sordera de tu corazón para escuchar. Ceguera de mí al no verte. Tristeza tuya al no encontrarme.

Sin menos, sin más. Todo terminó como debía acabar.

viernes, 9 de marzo de 2007

para mis profes...

bueno, ésto va dedicado a todos mis profesores, aunque no lo leerá ninguno XD Pero se lo dedico a ellos (-a XD ) porque siempre me dicen: "y parecía tan modosita..." Pues hale, para que veáis que no todo es lo que parece (suena a amenaza o algo XD) (weeeeeeee, otra o sin tilde!!!)

Ya está, está hecho, no hay marcha atrás. Decidió volver la mirada, no podía afrontar nada de lo que vendría. No lo tenía pensado, jamás imaginó que en un momento así pensaría en sus amigos. También pensaba en su familia, pero todo quedó atrás. Ya no se preocuparían por ella. Sin embargo seguía pensando en sus amigos, ellos sí que se preocuparían, y ella había sido lo suficientemente cobarde como para no hablarlo antes, ¿por qué? Era algo que no se dice así porque sí, pero seguro que sus amigos le habrían ayudado a encontrar otra solución menos drástica, pero no lo había hecho, no se lo había dicho. Había tomado una decisión, y ya no podía echarse atrás. Sabía que aquello decepcionaría a mucha gente. El tiempo se agotaba… no miraba ya atrás: fue su decisión y tenía que aceptarla. Suspiró y se despidió de todo. Ya le tocaba, así lo había decidido. Dejó aquella dieta horrible y se comió aquella pizza que le miraba suplicándole que le diera un bocado.

lunes, 5 de marzo de 2007

pequecorrs

bueno, yo creo que ya todos, o casi todos (wooooooo, he puesto una o sin tilde!!! si lo leyera Lola.... XD ), saben de la existencia de ésta serie. Para los que no, os la cuento: Un día mi hermana Cristi (Cris para todos los que quieran vivir jajaja) me dijo: "pues podrías escribir una historia de The Corrs de cuando fueran chicos". Pues bueno, escribí un cuentecillo, y claro, le gustó, y me dijo de escribir otro. Yo me divertía haciéndolo, así que seguí y seguí. Ya van 200 páginas ó más XD pero también sabréis que ya lo dejé de escribir hace cosa de un año por cosas de la vida (donde incluyo las ganas XD )

pues ea, que os recupero el primer capítulo para que podáis recordar lo que fueron tiempos mejores (eso y porque así no cuelgo solo cosas "sensiblonas" :-P )

Dundalk, 1977. Una chica de 4 años corretea por la casa. Le sigue otra, un año menor. Caroline, la mayor, se esconde detrás del sofá. Andrea la sigue.

- Andrea vete, sino Sharon nos encontrará antes.
- Pero yo no quero. Yo quero estar contigo - replicaba la pequeña.
- Mira, vete con Jim, él te esconderá - se apresuró a decir Caroline.

Jim, un chico de 13 años, corría también a esconderse. Se giró, cogió a Andrea y siguió corriendo. Entraron en una habitación y Jim abrió el cubo de la ropa sucia, donde metió a su hermana.

- Quédate aquí, ¿vale? Y, sobre todo, no hagas ruido. No querrás que te encuentre…
- ¡¡NO!! Ahora vete, que aquí no cabes. ¡Corre!

Jim salió de la habitación y continuó buscando un lugar donde esconderse. Finalmente se metió en una caja vacía que había cerca de la entrada.

- ¡¡98, 99, y 100!! ¡¡¡VOY!!!

Sharon, de 7 años, levantó la cabeza de la almohada y se dispuso a buscar a sus tres hermanos. Registrando, llegó hasta la entrada.

- ¡¡Atchis!!
- ¿Desde cuándo estornudan las cajas? - Sharon abrió la caja y vió a su hermano Jim en ella.

Comenzó la carrera hacia la habitación, pero Sharon era más rápida, por lo que Jim no se pudo salvar, su esperanza estaba ahora en sus hermanas.Al rato Sharon y Caroline aparecieron corriendo por la puerta. Ya solo quedaba Andrea. El tiempo pasaba y Sharon no la encontraba. De repente se abrió la puerta y apareció la pequeña Andrea con una cara algo rara.

- ¡Corre Andrea sálvanos, corre! - dijo Jim
- Caaaaaaroliiiiiiiineeeee, me hago piiiiiiiiiiis
- En vaya momento enana- le dijo Jim de malas maneras.
- Jooooooo………….¡¡¡BUAAAAAAAA!!! - Andrea comenzó a llorar
- Tú a ver si te callas cabezota - dijo Caroline a Jim . Vamos, yo te llevo al baño, pero deja de llorar.

Acto seguido, Caroline le dio la mano a su hermana y las dos salieron de la habitación, no sin antes Caroline echarle una mirada asesina a Jim. Las dos se encaminaron al baño, cuando se cruzaron con Sharon.

- ¡Eh! ¿Dónde vais? No me digáis que ya no vais a jugar………….Andrea, cariño, ¿qué te pasa? ¿por qué lloras?
- Eso vas y se lo preguntas a Jim, que es tonto - dijo Caroline bastante enfadada.

La mayor de las hermanas entró en la habitación.

- Mira, como vuelvas a hacer llorar a Andrea te la cargas, se lo diré a mamá y a papá.
- Uys, qué miedo me das. Y ahora vete, que esta es mi habitación - Jim la empujó fuera y cerró de un portazo.
- Caroline tenía razón, Jim es tonto.

Mientras, en el baño…….

- Andrea, venga, no llores más, que te pones muy fea. Ahora bajamos y cogemos galletas y luego le echamos la culpa a Jim, ¿vale?
- Chi………..¡pero de las de chocolate!
- Sí, de las que quieras. Vamos.

Las dos bajaron y se dirigieron a la cocina. Arrimaron una silla y se subieron a un mueble, desde el que alcanzarían el bote con las galletas. Las dos estaban subidas cuando, en un pequeño descuido, Caroline se cayó al suelo, haciéndose una herida en la rodilla.

- ¡¡¡MAMA!!! ¡¡¡¡AAAAAAHHHHHHH!!!! - Caroline empezó a gritar y a llorar.

Andrea bajó del mueble y se acercó a Caroline. Entonces echó a correr hacia arriba. En las escaleras estaba Sharon, que había salido al oír los gritos.

- ¿Qué pasa? Andrea, ¿qué ha pasado?
- La Caroline sa caído y tiene pupa y sangre y le duele y tiene sangre y llora.....
- Vale, ve a avisar a Jim, corre, y dile que se de mucha prisa.

Sharon bajó las escaleras y se dirigió a la cocina. Caroline lloraba cada vez más. La sangre no paraba de salir, y Sharon se empezaba a asustar de verdad.

- ¡¡¡¡¡JIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIM!!!!! ¡¡BAJA YA!!

En ese instante apareció Jim, y pudo contemplar la escena: Sharon muy asustada al lado de Caroline que, desconsolada, no dejaba de gritar. Andrea había empezado también a llorar.Jim cogió a Caroline y se la llevó al baño. Sharon y Andrea le siguieron. Jim le limpió la herida a su hermana y se la curó. Todo había sido un mal susto. Entonces las dos peques dejaron de llorar. A Sharon le volvió el color y Jim se sentó en el suelo: él sí que se había asustado.El único chico de los cuatro hermanos cogió a sus tres hermanas pequeñas y se las llevó fuera de casa.

- ¿Anone vamos Jim? - preguntó Andrea, aún con la voz temblorosa.
- Eso, ¿dónde vamos nene? - insistió Sharon.
- Es una sorpresa, sed pacientes, no está muy lejos.
- Jiiim, a mí me duele la rodilla - dijo Caroline.
- ¡Sube! - Jim se agachó y Caroline se subió a su espalda.
- Yo tamién quero - dijo Andrea, que le había dado envidia de su hermana.
- ¡Toma, y yo! - le dijo Sharon - pero es que tú puedes andar y Caroline no.
- Tranquila enana, otro día te llevo a tí. En cuanto a tí Sharon.........vaaaaaale, a tí también.
- Gracias, si ya sabía yo que en el fondo no eras tan malo - y acto seguido Sharon besó a Jim en la mejilla.

Anduvieron un rato más, hasta que pararon al llegar a una heladería. Los cuatro entraron y se sentaron.

- ¡Cómo mola! Yo quero un helao de nata con un poco de silape de chocolate por arriba y con camelo por abajo y con cuacahuetes - pidió Andrea a la camarera que se les había acercado para apuntarles el pedido.
- Eso que ha pedido ella es lo mismo que yo quiero - dijo Caroline.

La camarera miró a Jim con cara extrañada.

- Le traduzco. Han pedido un helado de nata con sirope de chocolate por encima y, en el fondo de la copa, caramelo con cacahuetes. Yo quiero lo mismo, pero que el sirope sea de fresa - dijo Jim.
- Vale, ahora sí que está apuntado. Gracias chico - dijo la camarera - ¿y la guapa señorita qué quiere?
- Pues yo quiero un helado de vainilla con tropezones de chocolate, gracias.
- ¿Y por qué nos invitas, Jim? ¿Te ha dado el dinero mamá? - le preguntó Caroline.
- No, no es eso, es solo que me sentía culpable por haber hecho llorar antes a Andrea, y como luego nos hemos asustado mucho todos con lo de la caída, pues he decidido invitaros. Tampoco soy un agarrado.
- Vaya que no - dijo Sharon.
- ¿Cómo? Repite eso ahora si puedes - dijo Jim, y acto seguido comenzó a hacerle cosquillas, haciendo que su hermana casi ni pudiese hablar.

Pararon cuando la camarera les llevó los helados. Al de Sharon le habían echado cacahuetes por encima, a pesar de que ella no los había pedido.

- Oye, Sharon, como los cuacahuetes no te gustan, ¿me los das a mí? Porfiiiiiiiiii - suplicó Andrea.
- Si lo dices bien, te los doy.
- ¡Cuacahuetes! Dámelos - Andrea acercó su cuchara al helado de su hermana. Esta retiró la copa.
- No, no lo has dicho bien. Se dice cacahuetes
- ¡Cuacahuetes!
- No, CA-CA-HUE-TES
- ¡CUA-CA-HUE-TES!
- Que así no se dice
- ¿No se dice cuacahuetes? - preguntó Caroline, que ella siempre lo había dicho como Andrea.
- No cariño, se dice cacahuetes - le contestó Jim.
- ¡Cacahuetes! - dijo Caroline- ¿me los das a mí?
- Claro, cógelos.

Caroline arrimó su cuchara al helado de Sharon y cogió los cacahuetes. Andrea la miró con cara de envidia y pena.

- Te los doy si lo dices. Venga, que seguro que esta vez lo dices bien.
- ¡Cuacahuetes! - dijo Andrea ya desesperada.
- ¡Bah! Es igual, toma - dijo Caroline desistiendo y le metió la cuchara en la boca a su hermana, la cual se puso muy contenta.

Cuando terminaron los helados se fueron de vuelta a casa. Al llegar allí, su madre los esperaba en la puerta.
- ¿Se puede saber de dónde venís?
- Pos mamá, yo te lo digo - dijo rápidamente Andrea - Pasa que Jim sa enfadao conmigo porque me hacía pis, y yo he llorao, pero la Caroline ma llevao a coger galletas de chocolate. Entonces sa escurrío y sa caído y le salía sangre. Entonces ha llegao Jim y la ha curao, y la Sharon estaba blanca y yo lloraba y Jim nos ha llevao a comer un helao con cuacahuetes, que estaba mu rico, pero a la Sharon lan echao cuacahuetes, y como no le gustan, pos le he dicho que me los diese, pero ma dicho que no decía bien cuacahuetes y no me los quería dar, pero la Caroline si lo ha dicho bien y ma dao los cuacahuetes de la Sharon.
- Anda, pasad - dijo Jean - Y contigo ya hablaré - dijo dirigiéndose a Jim - estaba muy preocupada, ¿no sabes dejar una nota? En fin, ve a ducharte, que en nada estará la cena.

sábado, 3 de marzo de 2007

la historia de Palomillo

bueno, ésta historia tiene su origen en una conversación entre dos personas algo locas entre sí. Una soy yo, y la otra persona ya sabe quién es. A ella va dedicada en su origen, a todos por extensión.

Palomillo es un niño que nació sin padre, y casi sin madre. Ésta se pasaba el día trabajando, y apenas veía a su hijo, sin embargo, sólo quería lo mejor para él. Palomillo creció, y fue al colegio, donde las cosas no mejoraron. Todos los niños se reían de él, pero no se dejaba afectar por eso. Un niño que, a pesar de lo dura que era su vida, era capaz de mostrarle una gran sonrisa a su madre el día de reyes, aun sin recibir regalo alguno. Sabía que su madre le quería, y eso era lo que más le importaba. Cuando Palomillo tenía 16 años, su madre enfermó de cáncer, y al poco tiempo, murió. Sin embargo, Palomillo no derramó una lágrima, ello habría entristecido a su madre, y había hecho tanto por él, que no merecía aquello. Levantó la cabeza y se esforzó lo más que pudo para lograr vivir lo mejor que pudiera. Regalaba siempre una sonrisa a todos. Jamás entristeció a nadie, al contrario, a todos ayudaba a ser feliz. Murió de viejo, pensando que estaba solo, pero a su entierro acudió mucha gente, gente a la que había ayudado y él pensaba que no le recordarían.

De Palomillo hay que aprender tanto como se pueda a ser feliz a pesar de las zancadillas que nos ponga la vida. Hay que esforzarse para lograr lo que queremos. Y, ante todo, nunca sentirnos solos, ya que detrás de cada uno de nosotros hay una persona agradecida de nuestra sonrisa.

una de mis historias...

La noche cayó sobre aquella pequeña ciudad. Por la calle principal se oía el trotar de los caballos que tiraban de los carruajes. La luna brillaba en lo más alto del negro cielo, rodeada de un elegante mantel de estrellas. La luz de las escasas farolas apenas daba para alumbrar dos metros más allá. Al final de la calle la luz de un bar se dejaba escapar por una ventana abierta. De vez en cuando la puerta se abría, saliendo por ella tan sólo hombres borrachos que volvían sin dinero a casa, donde le esperaban su mujer y sus hijos llenos de ira por no comer apenas en días. Del otro extremo de la calle apareció un niño pequeño. No tendría más de 12 años. Caminaba de lado a lado, tambaleándose a causa del hambre y el frío. Llevaba un abrigo desgastado y roto, demasiado pequeño para él. Al contrario que sus pantalones, unas tres tallas más de la apropiada. Sujetaba éstos con una cuerda, seguramente recogida de la calle. Tenía la cara manchada, señal de no haberse lavado en días. Sus labios, agrietados y morados, mostraban tras su tiritez el frío que acompañaba a aquella noche. Decide acercarse a la puerta de una casa para refugiarse del frío. El ruido al acurrucarse despertó al dueño de la misma, que arrojó un cubo de agua, empapando al chico. Al fin divisó la luz del bar. Miró en sus bolsillos. Buscó insistente hasta sacar una moneda, que volvió a guardar. Intentó correr hacia allí, pero sus fuerzas desaparecían por instantes. Vaho salía de su boca a pequeños intervalos, lo que dejaba adivinar el esfuerzo que hacía por continuar vivo. Alcanzó la puerta y la empujó para entrar. Lo que vio allí le impactó bastante: hombres bebiendo sin parar, muchos hasta caídos en el suelo porque ni se tenían en pie. Sacó la moneda de su bolsillo y, levantándola al aire, se dirigió hacia la barra. En su camino tropezó, y la moneda rodó hasta debajo de un hombre que estaba en el suelo. Con cuidado para no despertarlo, se agachó para recuperarla. Sin embargo, el hombre se despertó, y al verlo allí, con intención de coger algo, comenzó a gritar que le iba a robar. Todos los hombres se alarmaron, y el camarero lo cogió echándolo fuera del local, sin dejarle decir ni una sola palabra a su favor. Empapado, volvía a encontrarse en la calle, junto a su gran enemigo: el frío. De repente divisó algo tirado en la calle, era un trozo de carne. Se aproximó a cogerla, cuando vio que una niña más pequeña que él, iba con las mismas intenciones. Cogió el trozo y se lo acercó a la niña, que se escondía temerosa. Lo aceptó con un “gracias” y echó a correr, perdiéndose en la noche.

El sol comenzaba ya a salir. Los carruajes pasaban ahora con más frecuencia. Los hombres madrugadores salían de sus casas para ir a trabajar. Todo volvía a la normalidad, al fin había desaparecido aquel frío asesino. Mas todo ocurría ajeno a un pequeño niño que descansaba en un rincón de la calle, y de donde jamás se movería.